II
Religión
Forma de vida o creencia basada en una relación esencial de una persona con el
universo, o con uno o varios dioses.
La Institución de Dios sobre la tierra es el hombre. El ser humano fue
creado con todas las condiciones para ser él, el medio de transporte de
Dios sobre la tierra. Dios viene a morar en esa tienda de carne que modeló
en el Edén y que perfeccionó para la eterna posteridad en Cristo,
habitando plenamente en el Nazareno, manifestado a tal punto en el
Galileo, que Pablo da la exacta definición de este misterio de la Divinidad:
Él, es la imagen del Dios invisible.
Pese a este espeso e in crescendo enjambre de organizaciones religiosas,
que a fuerza de poder y auspicios políticos, imagen mística, costumbres
sociales, legitimidad política, el poder de los medios, el dinero y hasta a
grito pelado, en muchos casos, quieren convencernos que sus aparatos
religiosos son instituciones de Dios, ninguno de estos fantásticos y hasta
complejamente educados apóstoles millonarios de la modernidad, puede
venir con la Biblia en mano a probarnos que Dios está representado por
alguno de ellos. Ninguno. El mundo no se divide como lo dividieron ellos;
el mundo no se divide entre católicos y protestantes; tampoco se divide
entre trinitarios y unitarios; como no se divide en credos occidentales y
credos orientales; y, ni siquiera podemos decir que se divide en religiones
falsas y religiones verdaderas. No existe teólogo-teórico en el mundo que
nos pruebe por la escritura bíblica que la división global está delineada y
determinada así. La cuestión geográfica y etnográfica tienen otra demarcación distintiva o divisoria para Dios: el mundo se divide en hijos
de Dios e hijos del diablo.
Por cuanto hijos e hijas de, no se puede decir autorizada y correctamente
que unos son religiosos buenos y malos los otros, es inadjetivable de esa
manera. Nadie, como hijo o hija, resulta religioso por su condición de
sujeto familiar, ente familiar o producto viviente de familia equis. Es un
parentesco, una ascendencia, una dinastía, una casta, un linaje, una
cuestión de sangre, es una cuestión de ser.
La religión no se divide, tampoco, en mala, buena, correcta o desacertada,
o cruel. La religión es la religión. Los hijos e hijas de Dios, son exactamente
eso, hijos de la Deidad, tienen el espíritu de la Deidad; son, prácticamente,
consanguíneos de Dios. Aún la ciencia, en estos días, nos habla, a
propósito del descubrimiento del Genoma Humano, del Gen de Dios, el
BMAG2, como lo denominan. Consiste en que a aquellos que poseen tal
gen le es permitido reconocer a Dios. Son genes que les permiten la
espontaneidad de vivir, cultivar y reconocer lo espiritual; y ser, y vivir y
comportarse naturalmente como espirituales, digamos...genéticamente.
No necesitábamos la ciencia para explicarnos el ascendiente genético ni el
status de la condición de hijo e hija de Dios, pero viene a ser un respaldo
abrumador e insoslayable de lo que la revelación enseña respecto de
nosotros mismos, como individuos creados por Dios. No todos los seres
humanos portan este llamado Gen de Dios. Porque es claro que hay gente
espiritual y gente no espiritual, materialistas. Y, a estas alturas de la
deplorable y criminal historia religiosa que arrastra por el mundo entero la
Religión Oficial del Planeta, no nos dice, no nos confirma, no nos prueba
que en sus organizaciones se concentren todos los ciudadanos terrenales
que poseen el Gen de Dios. No, no, no... Sólo, les queda tragar saliva y
mirar el polvo pensando cómo y cuándo empezar a salir decorosamente
del embrollo milenario en que están metidos, y metiendo a cada vez más
distraídos.
Religión es materialismo. Es una práctica física, mental, filosófica,
intelectual y de diferente ubicación y contexto, porque es un término que
no califica a un solo estilo de creencia y que solo se usa para ordenar bajo
este concepto toda práctica "espiritualista" en el mundo. El cristianismo
no puede ser calificado como religión, como se califica por ejemplo el
concepto religión católica, cuando se trata definir este concepto el
diccionario lo hace diciendo: Confesión cristiana regida por el Papa de
Roma: eso no es una definición de cristianismo. Cuando buscamos el
significado de Protestantismo, el diccionario es más ambiguo todavía y de
una pobreza bárbara, lo define como: Creencia religiosa de los protestantes. Es decir, protestar es una religión. Porque los protestantes
se llamaron así debido a una protesta, por causa de sus protestas
luteranas en contra de la iglesia de Roma. La pregunta es cómo hacemos
para definir de un todo la religión protestante, porque hay una subdivisión
incorregible e inmutable: tener la religión adventista, no es lo mismo que
tener la religión mormona; como tampoco es lo mismo ser mormón a ser
testigo de Jehová; y profesar cualquiera de estas expresiones religiosas, no
es para nada lo mismo que ser evangélico pentecostal; y si de
pentecostales se trata, tampoco es lo mismo ser pentecostal trinitario a
ser un pentecostal unitario; como tampoco es lo mismo ser evangélico
bautista del centro de la ciudad, a ser evangélico periférico o rural. Si los
protestantes se adscriben como una religión, como lo hacen delante de
sus Estados respectivos, es lisa y llanamente porque no son cristianos.
No hay religión buena para Dios. Jesús nunca habló de, ni en esos
términos. Religión no era un vocablo de su uso ministerial. Y el par de
veces que es usado este término en la Biblia, no lo es en situación
ventajosa, positiva o recomendable. Religión es el manto, el maquillaje, el
disfraz, la careta y la túnica que usan los que simulan una pertenencia a
Dios: Porque en realidad quieren que Dios les pertenezca a ellos. Es
delirante e incoherente, por eso es que lo evidencian a gritos. Los teóricos
evolucionistas y ateístas lo definen bien, ellos dicen que se practica
religión por una cuestión cultural, no porque se crea en la existencia de
Dios. Y eso da justamente en el mero clavo. Porque tener una religión es
más bien una cuestión social, se usa así. La nación ha hecho oficial esa
religión, entonces es hasta una cuestión de patria, de nacionalismo eso de
"ir" a misa, de "ir" a la iglesia, cumplir ciertas ceremonias esenciales en
presencia de la iglesia oficial, casarse por la iglesia, bautizarse por la
iglesia, dedicar el domingo a la iglesia. Cierta vez, en Córdoba, Argentina,
un matrimonio de amigos empezó una pequeña discusión doméstica,
mientras estábamos a la mesa. Ella le decía a él: "Tenés que llevar al niño a
misa este domingo." Y mi amigo resistiéndose le responde: "¿Y por qué no
lo llevás vos...?" A lo que ella replica: "¡Vos sabés que a mí no me gusta
para nada ese cura...!" Y él responde: "¡Y vos sabés que yo no creo en los
curas...!" Pero, ella insiste: "Y, bueno, pero alguien tiene que llevarlo al
niño a la misa, mi amor..." Les pedí me dejasen opinar, respondieron que
sí y que tal vez mi opinión ayudaba. Dije que si ninguno de los dos tenía
buen concepto de la iglesia, por qué insistían en meterle al niño el tema
de una religión que no era del gusto de ellos mismos. Continué: "...Me
tienen de los pelos ustedes acá. Da la impresión de que no quieren al pibe,
porque hay que ser muy malos como para endilgarle a un hijo una religión que nosotros mismos despreciamos..." Me hallaron razón y preguntaron
qué podían hacer entonces, porque no querían que el chico creciera sin
conocimiento de Dios. Les dije que eso podían hacerlo ellos mismos, que
no les costaba nada leerle la Biblia de vez en cuando, charlarle de Dios y
contarle las historias de la Biblia... No sé si habrán hecho así, porque el
tema iglesia es como un tabú para la mayoría de la humanidad, provoca
temor y ya está entronizada como el único lugar en el cual está y se habla
de Dios legítimamente. Pero, es como definen los evolucionistas ateos,
una cuestión cultural. Tengo amigos ateos y comunistas que se han casado
por la iglesia católica, cuando les pregunté ¿Cómo es que un ateo se casa
por la iglesia...? Tristán, poeta e intelectual, ex guerrillero argentino, me
respondió que porque así era más solemne y porque así se usaba. Nadie
se casa delante de Dios en alguna iglesia, los seres humanos en realidad,
practican una ceremonia matrimonial delante de un credo, un dogma, una
religión, pero jamás se han casado "delante de Dios". Se han casado bajo
signos y ritos que ha inventado una cuadrilla de personas también
religiosas por cuestión cultural, y que diseñaron y acordaron un estilo de
religión. Y que lograron imponerla.
La religión no cree en Dios, por eso se erige con ese perfil de superioridad
sobre la palabra de Dios y se muestra más autoritaria y temible que Dios
mismo entre todos los hombres de la tierra: los seres humanos temen más
al cuco de la iglesia que a la Presencia Todopoderosa de Dios. Y si en
alguna de sus expresiones sectarias, creyese, más o menos
aproximadamente al significado y al hecho de creer, esa es una creencia
interesada y egoísta, como la de Caín; y tan "espiritual" como la fe de los
demonios: ¿Tú dices que Dios es uno?, nos pregunta Santiago, "...también
los demonios creen y tiemblan" Stgo. 2:19. Y no les alcanza para más. Miren
todos ustedes hacia la panorámica histórica de la religión sobre la tierra:
ha derramado la sangre de todos los santos, desde Jesucristo hasta
nuestros días. Y ha fornicado afiebradamente con todos los regímenes
políticos de la tierra, en todas las edades. Y, ha bendecido todas las
guerras de la era cristiana; y ha santificado todos los exterminios
practicados, desde que ejecutaron -religiosamente, claro- al Señor
Jesucristo.
Ningún hijo o hija de Dios ha precisado jamás el "manto sagrado" de la
religión para probarle al mundo su estirpe: Nacieron hijos e hijas de Dios.
Punto. Eso no constituye religión. Eso, ni siquiera es contrapartida de algo
tan miserable, ruin, degradante y criminal como la religión: es una
cuestión de ser. Siempre digo por ahí, cuando predico: el mundo se divide en dos
civilizaciones: los que van a la iglesia y los que van al Reino. Siempre dicen
¡Amén! espontáneamente cuando digo lo primero, porque están
identificados con el Aparato religioso y su discurso, inocentemente, claro;
después, entienden que nada tienen que ver una dirección con otra.
Algunos, no todos. Los que van a la iglesia tienen la creencia de que en el
edificio institucional, está Dios y acuden temblorosamente y beatíficos a la
convocatoria eclesiástica. Los hijos e hijas de Dios saben positivamente
que Dios, si está en alguna parte sobre la tierra, está en ellos. Y aunque
también tienen un lugar donde se congregan con respeto, amor y
espiritualidad real y manifiesta, ellos saben que su Dios no está atado a los
pilares del edificio de convocatoria; y saben que el hecho de congregarse
en ese edificio específico no es lo que los hace santos: los hace santos el
Espíritu Santo del Dios Santo que habita en ellos. Ellos saben que la
organización religiosa no produce salvados, es incoherente, no puede
hacerlos. Ellos saben que los seminarios no dan a luz a salvado alguno.
Ellos saben que la iglesia no engendra ni hace nacer salvados. Ellos saben
que son los salvados quiénes constituyen y edifican la Iglesia. Y no
precisamente la iglesia reluciente de la esquina del barrio; o la del ex cine
de la ciudad; o la iglesia de la tele, sino que la Iglesia del Dios Viviente,
cuya cabeza es Cristo y cuyo cuerpo son los hijos e hijas de Dios. Y encima,
tienen bien en claro que son hermanos y hermanas todas y todos, y que
no da para practicar señoríos de los unos sobre los otros, porque ya tienen
un Señor. A otro señor no sabrían, dónde acomodarlo. En cambio, la
religión sí que maneja bien el punto y es una consumada especialista en
crear señores y crearles tronos, y ubicarlos bien ubicados en sus
numerosas concurrencias de esclavos enajenados e idiotizados
religiosamente. Eso lo ha practicado a la perfección desde que se
profesionalizó en el cónclave de Constantino, cuando se comenzó a hablar
de eso de "la religión cristiana occidental", en cuyo nombre no solo se
asesinó a los 68 millones de mártires cristianos que se opusieron al
mamotreto tenebroso y blasfemo del Emperador, sino que también se fue
cómplice en el exterminio de los casi 70 millones de víctimas de la
conquista de Latinoamérica, en las matanzas de las Cruzadas, en
holocaustos de judíos y gitanos, y dictaduras latinoamericanas y
monstruosidades afines. Así como el discurso que nos escupía san Augusto
Pinochet, para justificar su sangrienta dictadura militar golpista: "Esta
lucha es contra el marxismo leninista internacional, para recuperar los
valores de la civilización cristiana occidental..." Murió robando el oro, y las
posesiones, y el dinero y la vida de los que asesinó; y robando la presencia física y humana de todos los que desapareció en esa demente cruzada
emprendida en el nombre del "cristianismo occidental", como si el
cristianismo se dividiera o se denominase de esa manera tan materialista y
geopolítica. Inocente, el tirano, en esa materia. Es lo que aprendió del
catolicismo sanguinario que vino a "cristianizarnos", de eso debemos
exculparlo y considerarlo una víctima más del Aparato religioso universal,
que es el único autor material e intelectual de esa incongruente práctica
dogmática de dividir el cristianismo: cristianismo oriental, cristianismo
occidental; sub dividido a su vez, en cristianismo primer mundista y
cristianismo de Tercer Mundo; y, a la vez, dividirlo en cristianismo
católico, cristianismo protestante y cristianismo ortodoxo; para ser
dividido a su vez, en cristianismo trinitario y cristianismo unitario; y
recontra dividirlo en cristianismo de clase alta y cristianismo de clases
bajas; y a la vez, sub dividirlo en cristianismo de Seminario y universidad
con cristianismo espontáneo e instintivo de condición autodidacta; y re
dividirlo en cristianismo de dinero y cristianismo de miseria; como
también se divide en cristianismo de iglesia grande y de tradición con
cristianismo de culto pobre y marginal; y a su vez... Bueno, ustedes tienen
para seguir detallando el tema hasta el infinito.
Lamentablemente, para las pretensiones universalistas de la religión, Dios
es uno y tiene un solo Cuerpo, obviamente. En el cristianismo todos los
caminos no llevan a Roma. No solo no llevan a Roma, que perecerá bajo la
muy próxima Venida de Dios, sino que no hay tal cosa como: "todos los
caminos..." Pues, así como hay un solo Dios y un solo Cuerpo, así también
hay un solo camino, y se llama Jesucristo. Y una sola puerta. Y muy
estrecha, no apta para religiones multitudinarias, ni esa Puerta ni ese
Camino: pocos, pocos son quienes encuentran esa Puerta y ese Camino. Y
entiéndase de que se refiere a pocas personas, a pocos individuos, no se
refiere a pocas religiones; y quiénes hallen a ese Camino y a esa Puerta,
por muy torpes que sean, no se extraviarán.
Frente a estas certezas ampliamente legitimadas, podemos convocarnos a
preguntarnos cabalmente: ¿cómo, entonces, podemos hablar de sentar al
cristianismo a una misma mesa con el Aparato Religioso, a discutir planes
de convivencia ecumenista y cristiana, como hace el Concejo Mundial de
Iglesias protestantes con el Vaticano...? ¿A qué...? Es tan tirado de los
pelos como ver a Jesús con sus doce apóstoles sentados frente a Caifás,
Anás y todos los principales del Templo, conviniendo la proyección de una
convivencia fraternal y reconciliante. La relación Jesús-fariseos es el mejor
ejemplo. Incluso es Él, quién nos explica la división de las dos civilizaciones
que existen sobre el planeta: los que estaban con Él, eran hijos e hijas de Dios; los que estaban parapetados en el Templo (la iglesia, el Aparato
Religioso organizado y reconocido por el Estado), eran hijos de su padre el
diablo. Punto. Aunque seguramente habrá más de algún exégeta que
discuta que tal vez el texto original no diga así, sin embargo, tampoco
tendrá explicación alguna de esa ausencia absoluta de voluntad que
manifestó Cristo en favor de una coinonía o encuentro fraterno entre los
fariseos y los suyos, como tampoco pueden explicar de otra manera
teológica, por qué insultó tanto a los funcionarios del Templo, si Él era la
manifestación plena del amor de Dios y el Salvador de todos los hombres.
¿Todos...? No hay evidencia bíblica que vino directamente a salvar
primeramente los funcionarios y militantes del Templo: no vendrá
directamente a iglesia alguna cuando ocurra su venida. Aun eso es
parcializado en Plan soberano de Dios: "Todo lo que el Padre me da,
vendrá a mí. Y el que a mí viene, no le echo fuera." Juan 6:37. Hasta en eso
es opuesto a la iglesia oficial, Jesús no podía echar fuera a ninguno de los
que venía a Él, porque no olvidaba ni por un instante que era el Padre
quién se los enviaba. La iglesia organizada bajo el rótulo de cristianismo
occidental-oriental-católica-protestante, es tan solo una ramera
inquietante, viciosa y peligrosa, que no solo ha expulsado a millones de
personas que acudieron a ella, sino que los ha aniquilado físicamente sin
importarle si los enviaba Dios o no. ¿Por qué...? Porque ella también sabe
cómo se divide el mundo. Y sabe, que en esa única división que Dios
reconoce y practica sobre la tierra, ella está del otro lado. Y a eso, la
historia lo demuestra claramente: nunca los calabozos de la Inquisición
estuvieron repletos de papas, cardenales, obispos, sacerdotes, monjas o
curas comunes: estaban repletos de creyentes sinceros, genuinos y
anónimos, en casi mayoría absoluta de todos los casos. Y nunca la iglesia
Protestante ha hecho un mea culpa y un saneo general de sus chiqueros
religiosos, expulsando por decenas o centenas, o por miles a todos esos
pastores dominantes, tiranos, codiciosos, violadores, estafadores,
impiadosos, crueles, mentirosos, aristocráticos y millonarios que han
pervertido y pervierten el cristianismo por toda la tierra: esta bruja idiota,
dominante, de pésimo carácter llamada la iglesia, siempre se ensañó con
los humildes, con los espirituales, con la gente de buen testimonio,
siempre atacó a la estirpe de los hijos e hijas de Dios, siempre asesinó
ungidos de Su Nombre.
El paisaje es claro, no solo no hay afiatamiento entre ambas tendencias,
sino que obedecen a direcciones opuestas: unos van a la iglesia
exultantes, presurosos, importantes y prósperos, arrastrando a su familias
dos o tres veces a la semana; y los otros, todos los días de su vida se levantan para proseguir su dificultosa, pero irrenunciable y poderosa
marcha hacia el Reino. El Reino de ellos, donde mora su Padre y que les
pertenece naturalmente por su legítima condición de hijos e hijas.
Nótese que Pablo, en su epístola a los Efesios, no dice que la creación
entera gime por la aparición de los hijos de la iglesia o la aparición de los
hijos de la religión: es por la aparición de los hijos e hijas de Dios que
gime. Ni aun los apóstoles perdieron la noción del ser cristiano: ¿Yo soy de
Pablo? ¿Yo soy de Cefas?.... ¿Acaso está dividido Cristo...? 1 Cor. 3:4. No se
perdían, no se subdividían, no se sectarizaban, no se denominaban.
Preguntará algún distraído, ¿y qué se puede hacer ahora que ya está todo
dividido en miles de iglesias, sectas y cultos diferentes...? Nada. ¿Qué se
puede hacer...? La iglesia organizada e instituida jamás fue parte del
cristianismo. No hay nada que hacer. La iglesia oficial es al cristianismo
como lo fue el Templo y sus funcionarios a Jesús y los suyos: Nada. No
quedaría piedra sobre piedra. Jesús no venía a salvar al Templo y su
complicado, culto y aristocrático aparato religioso. Los cristianos ni
siquiera se plantean esas cosas organizacionales eclesiásticas. Nunca ha
sido un punto de preocupación para ellos. Y si alguna vez se involucraron
con el sistema religioso, ya salieron. Y si quedan todavía algunos elegidos
dando tumbos al interior del Aparato Eclesiástico, ¿cuál es el drama...? Ya
saldrán: "¡Todo lo que el Padre me ha dado, vendrá a mí....Ninguno los
arrebatará de mi mano...!" No da para una preocupación masiva
internacional al respecto. No da la para la práctica de una nueva y
moderna, y más "espiritual" cruzada "cristiana" en pos de la liberación del
posible Remanente cautivo en la Babilonia eclesiástica: el Dios del
cristianismo está llamando a salir fuera, ese es el mensaje apocalíptico de
esta etapa de la fe hoy en día. Y sus ministros, ya del otro lado del sistema,
afuera, con Él, se preparan para ministrar a todos los que el Padre les
envíe. Es simple. No es cosa organizacional, no es cuestión de comandos
ecumenistas pacifistas que hagan de intermediarios entre la religión
enajenante y cautivadora y los hermanos de las "víctimas" aun
secuestradas en su Aparato religioso. Es cuestión de oír. Los que son,
oirán. Indefectiblemente. De los otros...Dios tenga misericordia. Son
dignos de lástima. Sus aspiraciones "espirituales" enmohecen y se llenan
de hongos en la humedad de sus instituciones eclesiásticas. Su paraíso
empieza y termina entre las cuatro paredes de sus templos, la
"prosperidad" económica que les proporciona la religión es su
"bienaventuranza". Lo tienen todo en su edificio eclesiástico, incluso un
lugar de preeminencia en todos los reinos de este mundo. Inclusive,
parcelaron todo, cada ciudad repartida en jurisdicciones religiosas, apoyados jurídicamente inclusive: Ud. no puede poner su iglesia a la par
de otra, debe guardar de 50 a 100 metros de distancia de la otra. Así sean
pastores muy buenos hermanos entre sí (cosa rara que no se da nunca) Y
así sea que usted ofrezca el cristianismo y el ya instalado algo tan opuesto
y distinto como lo es una religión oficial. Eso lo he vivido personalmente
unas cuantas veces. Sin ir más lejos, cuando acepté trabajar un tiempo con
los creyentes del Ecuador, en Santo Domingo de Los Tsáchilas, apareció un
mocoso que pastoreaba un tabernáculo, alarmado porque nos estábamos
estableciendo en el mismo barrio de la ex iglesia de mis congregantes. Los
hermanos me comentaron la "preocupación" y los "reclamos" del joven
ministro. "¿Qué tiene que ver conmigo...?" Les respondí, "...yo vendo una
pomada distinta. Lo mío no tiene nada que ver con lo que vende él. Ni
siquiera soy competencia..." Nos reímos todos. Competencia o no, lo
cierto es que se compraron la ley y el apoyo del Estado entregando
desvergonzadamente sus sucios traseros religiosos, practicando su ya muy
viciosa y descarada profesión de prostitutas eclesiásticas. Son dignos de
lástima. La que se les viene es grande. Dios quiera darles que se
arrepientan de tanto status oficialista, tanto poder jurídico, de tanta
soberanía religiosa. Si es una cosa terrible en esta vida presenciar cuando
una persona es torturada o asesinada, frente a nuestros propios ojos, cuán
más terrible será ver a un ser humano religioso, próspero, elegante y lleno
de títulos teológicos recibiendo su castigo y siendo llevado a los gritos
hacia un infierno infra humano, hacia un infierno creado con proporciones
supra humanas, pensado como castigo hecho a la medida de un ser
altamente poderoso como lo fue satanás, el diablo y sus ángeles, claro.
Terrible ver caer allí a una persona, a un ser humano religioso. Son dignos
de lástima.
No, viejo querido, no hay, no existe, no se proveerá punto de encuentro,
la división es clara: el orbe es el escenario de la complicada convivencia de
dos civilizaciones distintas, una acampa bajo el techo seguro y sólido de
sus iglesias y la otra, acampa en el transitorio Campamento de Dios y el
ángel de la Deidad los protege, los defiende y va delante de ellos. Caerán
mil y diez mil intentos mal agestados de la religión contra ellos, mas a
ellos, no llegarán. Ese campamento es indestructible. A la organización le
pones un poderoso explosivo y ya está, todos quedan sin refugio religioso.
El Campamento del ángel de la Deidad es inexpugnable. Los otros irán a la
iglesia. "Y el que a mí viene, no le echo fuera, a las tinieblas de afuera,
donde es el lloro y el crujir de dientes..." Los que entran al reino, serán
trasladados con todo y Reino a estar siempre con el Señor. El imperio
eclesiástico de la otra civilización, perecerá calcinado con todos sus jerarcas y súbditos en ese momento histórico, que ya ningún historiador
escribirá para la posteridad. Este es el último de los procesos históricos del
señorío de la religión sobre los hombres y los reinos de este mundo. Se
viene a pasos precipitados el "Nuevo Orden Mundial". No habrá ya más tal
cosa como "cristianismo" de izquierda, "cristianismo" democrático,
"cristianismo" occidental, "cristianismo" de oriente, "cristianismo" católico
o "cristianismo" protestante; o "cristianismo" de jerarca titulado
oficialmente contra "cristianismo" de ministro no académico y proletario...
Nada de toda esa basura dogmática, sectaria, filosófica, política, religiosa y
hasta fascista y reaccionaria, anti humanista y anticristo en que se ha
transformado esta especie de "cristianismo" maquiavélico y kafkiano, a la
imagen y semejanza de una cruza de Frankestein con Hombre Lobo y
satanismo que organizaron los primeros traidores que se sentaron a
negociar con Constantino la mutación de la fe en religión, acorde con los
"nuevos tiempos" políticos que corrían por el orbe aquél tiempo. Ese
"cristianismo" eclesiástico-estatal de ellos. Porque el cristianismo del Dios
Viviente, cuya cabeza es Cristo, cuyo cuerpo son los santos y las santas
que se congregan en su Nombre por la tierra y cuyo espíritu de vida es el
Espíritu Santo que inició todo en Pentecostés, siguió inalterable su
marcha. La evidencia comparativa es histórica: sólo uno traicionó al
Mesías amado, los otros, pese al miedo y a la crisis traumática que desató
el secuestro, el flagelo y la ejecución de Jesucristo, permanecieron leales
al espíritu del nazareno y a la Comisión.
Siempre fué así: 300 obispos traicionaron al cristianismo original,
mostrando su ascendencia satánica: "...Hijos de vuestro padre, el diablo..."
Y emprendieron la fabricación de su modelito religioso universal. Los
otros, los más de 68 millones que reconoce el mismo martirologio
romano, fueron fieles a Su Nombre y a Su Fe, aun haciéndose carne y
huesos de leones y fieras, leños de las hogueras aberrantes, ovejas y
corderos de las estacas ignominiosas y los ratoncillos de indias de las más
inimaginables torturas y métodos de martirio que idearon los otros... Los
de la otra civilización, los que decidieron que la gente con clase, educación
y reconocimiento estatal, como ellos, debían tener un edificio sacro, para
ir a la iglesia como la "gente". Cada vez que practicaban una ceremonia de
hoguera, una decapitación, un descuartizamiento de los "otros", esos que
no quisieron renunciar a su ordinario y bárbaro peregrinaje hacia un Reino
que estaba muy, muy lejos en algún lugar del cielo, agotados y estresados
de tanto esfuerzo por hacer cumplir la ley de su dios contra tanto hereje y
subversivo cristiano, volvían a su plácidas vidas dominicales de iglesia,
como volvieron al Templo, cortina rasgada y todo eso, los fariseos, escribas y saduceos que estuvieron burlándose e increpando a Jesús, al pie
de la horrenda cruz, hasta que entregó Su Espíritu. Mientras tanto, los
ejecutados: ¡Entraban al Reino! Siempre fue así. En el "Nuevo Orden
Mundial" no habrá religión alguna que cometa estos "excesos" históricos,
que después, a los miles de años de ocurridos y cometidos, intenta
"superarlos", con un pedido de perdón vía satélite, por la internet y la
televisión. Porque no habrá otra expresión religiosa, pues en el Reino de
Dios no existirá tal cosa tan inocua e incoherente como "una religión
oficial" del Estado. Así como nos estampillaron el "cristianismo" católico
oficial en nuestras repúblicas latinoamericanas, los que "llegaron
primero".
Y este es un buen desafío también para los “tele poderosos” (respétenme,
por favor, este neologismo, eh?) profetas millonarios: ninguno de ellos
puede profetizar cual será siquiera la iglesia que representará oficialmente
al cristianismo organizado en el Milenio. Porque ninguna expresión de
cristianismo organizado pasará a salvo por la gran tribulación que
antecederá a la inauguración de los últimos mil años de apacibilidad
terrenal. Sería lindo ver a toda la comunidad de teólogos, exégetas y
escolásticos investigando a la Biblia, en griego, hebreo, arameo, latín y
jerigonzo, rastreando una señal profética que señale que alguna
institución cristiana de tradición nos reunirá bajo su letrero centenario en
los días del Milenio. Sería hasta algo tan jocoso como Elías agarrando para
la joda a los sacerdotes de Baal, ver cómo los tele poderosos profetas de
saco y corbata intentan ensayos de profecía gritona, tratando de
convencernos del futuro oficialismo religioso que protagonizarán en el
Nuevo Orden Mundial. No tienen esa profecía y no tienen ni la más
remota idea de cuál será la iglesia organizada que sobrevivirá a los juicios
del Dios de la Única Iglesia, por esa razón bien simple que vengo
destacando desde el inicio de este capítulo: no se trata de iglesias y
aparatos religiosos, se trata de seres humanos, personas, hombres y
mujeres. Porque el mundo está dividido así: hijos de Dios e hijos del
diablo. No se divide en iglesias y masas humanas que van o no a la iglesia.
Esto tan simple es muy difícil de comprender para el modelo de
cristianismo organizado como religión oficial en el mundo "occidental". Es
natural tal incomprensión, son expresiones religiosas del otro dios. Sus
consignas son otras, sus emblemas son otros, su paraíso es esta tierra Y
hacen largas peregrinaciones, y largas sesiones de ayuno y oración
eclesiásticos, incluso, unidos internacionalmente por cadenas de radio,
televisión e internet. Aparte del día del "cumple" de Jesús, el 25 de
diciembre, han instituido el día mundial de Jesús y en esa fecha todas las iglesias protestantes y todos los organismos ecumenistas, sacan a toda su
gente a las calles del mundo, a la misma hora cuando el horario global lo
permite, y hacen una larga marcha militante, con pancartas y emblemas
alusivos al tema. Todo esto, para que su dios salve este mundo que tanto
aman, santifique este mundo que aman tanto, haga "mejor" este mundo
que aman hasta el devaneo religioso y que se repartieron tan bien y tan
"espiritualmente". Pero, empero, sin embargo y no obstante... el Jesús
que nombran como ese dios que habita al interior de cada una de sus
iglesias nominales en el mundo entero, era un empedernido
divisionista:"¡Mi reino no es de este mundo...!" Juan 18:36. Todavía más:
"...confiad, yo he vencido al mundo." Juan 16:33. Y más aún: "No sois del
mundo, yo os elegí del mundo..." Juan 15:19. Eso es categórico e
irreversible, y no es reinterpretable; y no tiene nada de teológico. Y como
son palabras de Jesucristo mismo, la absoluta Deidad indiscutiblemente,
no son sus palabras materia de debate eclesiástico, aunque la teología no
tiene pelos en el lomo para nada y hace y deshace con las Escrituras, como
si estas fuesen un mero ejemplar religioso literario. "Yo no vine a meter
paz, sino espada...Porque el padre se levantará contra el hijo... y los
enemigos del hombre, serán los de su casa" Mateo 10:34 y 36. No sé cómo
nos explicarán tales sentencias de Jesús los exégetas profesionales de la
iglesia oficial. Y no sé cómo nos pueden explicar al Jesús que padece en
Getsemaní, horas antes de su inmolación, cuando ora en el huerto mítico
al Padre: "...no ruego por el mundo, sino, por los que me diste”. Juan 17:9.
Yo no sé qué ven los teólogos allí, pero yo veo que ruega por personas, no
leo que se suplica por las iglesias del mundo, por las religiones, ni siquiera
por el Templo de la nación judía. Interpreto que se trata de personas, que
son expresamente mencionadas en muchos párrafos de este capítulo 17
de Juan: "He manifestado tu Nombre (no "tu religión ni tu iglesia") a los
hombres que del mundo me diste. ¡Ojo!: no a los hombres del mundo, sino
dice que "a los hombres que del mundo me diste". Nada de rogativas por
el mundo en sí mismo tampoco, cosa rara y totalmente contradictoria con
la actitud y discurso pro salvación del mundo de la iglesia oficial. Encima,
es un ruego direccionado a una condición de unidad muy, pero muy
distinta y contrapuesta a la que aspiran los líderes religiosos de este
mundo: ellos quieren al hombre unificado bajo los signos eclesiásticos de
sus aparatos religiosos, el Señor Jesús los quería y los pedía en unidad con
Él, así tal cual como Él era y es uno con el Padre, "… perfectos en unidad..."
Juan 17:23. Y no es el aparato eclesiástico una perfección en sí mismo ni
algo que perfeccione a nadie. Estas palabras de la oración célebre de
Jesucristo son incluso una oposición semántica y gramática al discurso del Aparato religioso protestante. Imposibilitados de visión cristiana genuina,
no comprenden el, digamos, pro humanismo intrínseco y recalcitrante del
mensaje e ideal de Jesucristo, la imagen del Dios invisible (El que me ha
visto a mí, ha visto al Padre. Él es la imagen del Dios Invisible). Él no quería
verse unido a Aparato Religioso alguno, ni se mostró unido a los
funcionarios del templo ni intentó la unidad de sus discípulos con el
Templo. Su petición postrera, en aquél momento decisivo y determinante,
apuntaba a una unidad entre seres vivientes, la unidad de Él y el Padre con
los suyos. Esa es una unidad de niveles superiores, muy alta, una unidad
que realmente dignifica al hombre. No hay Aparato Religioso que
dignifique a los hombres. Y mucho menos, no existe Aparato Religioso que
una o que haya unido jamás a hombre o mujer algunos con la Deidad.
Nadie se une a Dios a través de la religión organizada. Es al revés, la iglesia
organizada asesina a quiénes manifiestan sus aspiraciones de unidad con
Dios por sobre ella y a quiénes efectivamente son, Espíritu Santo
mediante, una unidad con Dios. La religión ha castigado y martirizado
milenariamente al hombre y la mujer afines con Dios. Ese mismo ser
humano que Dios hiciera y escogiera y que ellos retienen con amenazas de
infierno y perdiciones que quedaron anuladas en la cruz. Ese mismo ser
humano que están saqueando económicamente con el cuento delirante
del "cristianismo" occidental y denominacional, encebado con el Estado.
Incoherentes, dementes, delirantes, anti humanos y anticristos, los
Aparatos religiosos son incapaces de comprender y aceptar a estas alturas
que se trata de hijos e hijas de Dios, e hijos e hijas del diablo. Los unos,
van eufóricamente a la iglesia y los otros van andando y llorando rumbo al
Reino. Ninguno se extraviará del Reino, por muy torpe que sea. En la
puerta de ese Reino, no les espera un gordinflón de traje y corbata, con
maletincito negro o marrón y una religiosa sonrisa comercial de
expectativa de diezmos y ofrendas, esperándolos para "amenazarlos de
cielo y de infierno", como cantaba Quelentaro, sino, que los espera el
Padre mismo, y no para saquearlos y aterrorizarlos, sino, para consolarlos
personalmente, para enjugarles las lágrimas del penoso camino a casa, y
para invitarlos solícito y amoroso: "Ven, buen siervo, sobre poco fuiste fiel,
sobre mucho te pondré (je, prosperidad genuina de Dios y en pleno
Reino...¡y para toda la eternidad...!) ¡Entra en el gozo de tu Señor...!"
Como para gritar un aleluya bien largo y atronador.
No sé, pero debo estar sufriendo problemas oftalmológicos, porque sigo
viendo personas, al principio del plan de Salvación y al final de la odisea de
volver a la Gloria. No veo a iglesias denominacionales en la Biblia
conteniendo, encabezando, representando y trasladando a los salvados al Hogar del Padre Celestial. Y sigo conceptuando a Dios como el máximo pro
humanista de todos los tiempos. Me cuesta ver letreros, jerarquías y
aparatos religiosos embanderados, con todo y alabanzas rockeras y
solemnidades excluyentes, ingresando con la gloria de sus status
prostitutos al Reino. Me reconozco ciego de esa parte: no los veo por
ninguna parte. Pienso en ese pastorcito treintañero de Pereira, en
Colombia, que circula por las calles pereiranas con un séquito de guardas
armados hasta los dientes y que no concede entrevistas a los miserables
que asisten por miles a sus reuniones de evangelismo laodiceano de fin de
los tiempos: no lo veo entrando al reino con esa religiosa exclusividad
elitista y no veo a su guardia personal escoltándolo armados hasta los
dientes a su entrevista con Dios. Dicen que tiene que hacerlo así, porque
adinerado como lo es, gracias al saqueo que le propina a sus víctimas
religiosas, puede ser raptado por las peligrosas y ya características bandas
delincuenciales de Colombia, las Farc incluidas. Eso es fácil de evitar, basta
que se haga cargo de las palabras de Jesús: "Vende todo lo que tienes y
repártelo entre los pobres..." Je. No pueden, no quieren, no comprenden.
Juran de panza que están bendecidos económicamente por Dios. Jesús no
caminaba así por Jerusalén. Encima, no portaba un solo peso: tuvo que
protagonizar el milagro del pescadito, para poder pagar un impuesto.
¿Cómo nos convencen estos mamarrachos que ese mismo Jesús que no
manejaba un centavo los bendiga precisamente a ellos con tanto dinero
que hasta sus vidas son puestas en peligro de secuestro y muerte?
¿Ministros de Dios? Contéstese usted mismo.
Mencionemos algo tan o más categórico respecto a la división de las
civilizaciones terrenas. Acéptenme esta otra muestra: los discípulos
mismos, no entendían la intensidad casi obsesiva de la animosidad de
Jesús contra los fariseos, escribas y saduceos y en cierto momento le
preguntan por qué a ellos les hablaba por parábolas, y la respuesta de
Jesús es innegablemente parcializada y excluyente: "Porque a vosotros es
dado conocer los misterios del Reino de los cielos, mas a ellos (personas
también, seres humanos), no les es dado. O sea, todo para ustedes, nada
para ellos. Por eso les hablo por parábolas (a los funcionarios
profesionales, prósperos y altamente educados teológicamente de la
iglesia oficial de Jerusalén), para que viendo vean y no perciban; y oyendo
oigan y no entiendan; para que no se conviertan (y era el salvador del
mundo hablando), y les sean perdonados sus pecados." Marcos 4:11, 12.
División clara y categórica. Esta animosidad no ha sido corregida con el
tiempo, porque Él no es hombre para que se arrepienta. En vano el
ecumenismo levanta banderas de unificación mundial inter religiosa, con el discurso de que es el propósito de Dios y la obligación fraternal de todo
aquél que se hace llamar hijo o hija de Dios. Dios no quiere a los suyos
unidos al Sistema del mundo. Eso es un verdadero atentado contra la
soberanía y la Deidad en pleno: Él quiere a los suyos separados del
mundo, los quiere separados del Aparato Religioso, porque los quiere
unidos a Él. Así oraba en Getsemaní. Y cualquiera entiende que esa
oración no tenía ese carácter de anacronismo de todas las cosas viejas, no,
todos estamos claros que es una oración atemporal y vigente en cualquier
tiempo sobre la tierra. Luego, sería el colmo de las ignorancias
aristocráticas que los teólogos nos insinuaran que probablemente esa
oración del huerto de Los Olivos no fue contestada...aunque capaz que
sí... ¡Ja, ja, ja...! Uno espera cualquier cosa de ellos.
El paisaje terrenal eclesiástico es como una exposición urbana exótica,
extraña. Si los hijos y las hijas de Dios viviesen fuera del planeta y
decidieran viajar a la tierra a observar la civilización humana y sus credos y
costumbres, ellos observarían con ojos maravillados de turista europeo
entre las comunidades indígenas de nuestro continente, las costumbres y
usos religiosos de los templos del "cristianismo" organizado que respalda
el Estado. Les parecerían expresiones bien sui géneris, desconocidas,
raras, muy rígidas, tiránicas, materialistas, no comprenderían esa
decadente y hasta denigrante condición de una deidad de iglesia, sujeto a
las ordenanzas políticas y jurídicas de un estado ateo y evolucionista, que
enseña obligatoriamente en el sistema educativo universal que el hombre
desciende del mono. Sonreirían curiosos, les parecía interesante y
llamativo, así como el turista primer mundista comenta el culto de las
deidades milenarias de nuestros indígenas, interesante, interesante...Y
punto. No vas a decirle un hijo o a una hija de Dios que Dios atiende a
algunos en la iglesia evangélica y a otros en la iglesia católica.
Pongámonos serios.
Uno sufre una especie de vértigo cuando entra a esas gigantescas iglesias
millonarias y contempla el esplendor que coreografía las actividades
"ministeriales" de los funcionarios religiosos que se desplazan sobre esos
amplios escenarios del "altar". Uno asiste con la boca abierta a la
auténtica aparición del capo di tutti que pastorea, rodeado de un manto
de exclusividad, inaccesible, aristocrático, con una imagen de intocabilidad
absoluta, rodeado de un mini ejército de subordinados que cumplen la
función de "contener" a cuanto pobre infeliz conmocionado de fervor
místico, intente tocar al "ungido", porque, señores, el "ungido" de los
últimos tiempos protestantes, es como la Copa: ¡Se mira, pero no se toca!
Porque acá hay más orden que en las concentraciones de Jesucristo, que cualquiera lo tocaba, empujaba, apretujaba o pisoteaba. No, acá las cosas
son "ordenadas". Y, bueno, parece un espectáculo solemne, aun, a pesar
de que el "ungido" telepoderoso haga revolcarse a todos en el piso, con el
cuento oficial que internacionalizaron vía satélite: de que así actúa y
reacciona una persona que recibe ¡...ta, ta, ta, taaannn...! el Espíritu
Santo. Que pese a que se revuelquen o no, jamás serán dignos de tocar al
"ungido", no nos confundamos, porque los "jefes" continúan inaccesibles,
hasta del bolsillo, porque al bolsillo de ellos tampoco se toca, ¡no faltaba
más! No quiere decir que las revolcadas les hayan liberado de su condición
de chusma, indignos de tocar al "ungido" de la jefatura organizacional, o
que ese revolcón les haya levantado al nivel del status del "ministro". Por
favor, no confundir. Eso es lo que la Biblia llama nicolaísmo, que es la
característica principal y oficial de todas las organizaciones protestantes y
católicas.
¿Cómo pues haremos convivencia fraternal con la religión cristianizada de
ellos? A nuestro Jesús lo toqueteaba cualquiera: "¡Alguien me ha
tocado...!" Lucas 8:46. Ante ese reclamo los discípulos sonrieron como
hubiésemos sonreído cualquiera de nosotros, respondiéndole: "¡Señor, la
multitud entera te apretuja y tú dices ¡Alguien me ha tocado!" Lo había
tocado un mujercita que nunca hubiese podido tocar a ninguno de estos
farsantes mediáticos millonarios de la religión, porque enseguida se
hubiera visto rodeada e impedida, no por una docena de neo apóstoles,
sino por una veintena de pobres miserables lame botas enajenados de
pastores elitistas, a los cuáles si les tocas, les sale cualquier cosa, menos la
virtud, esa virtud que salió del Maestro, no solo sanadora, sino que
primeramente salvadora, porque los pobres miserables que arrastra el
protestantismo de la farándula mediática podrán irse sanos, pero nadie se
va con la certeza de que también han sido salvos. Como salvaba esa virtud
que estremeció a Jesucristo, la imagen del Dios Viviente, el que era toda la
plenitud de la Deidad manifestada en carne. A eso vino a la tierra, a ser
tocado por sus co-iguales que tenían destino de Gloria en su Reino. Pero,
estos cristos anticristos mediáticos de la televisión, que lideran el
"cristianismo" protestante a nivel mundial, ¿Qué gloria le pueden ofrecer
a estos pobres infelices que jamás podrán tocarlos? ¿Su gloria
aristocrática...? ¿Su gloria bancaria...? ¿Esa gloria mediática que les ha
permitido granjearse la admiración, la fama y los favores de millones de
habitantes en el mundo entero...? Son dignos de lástima. Les espera el
más desagradable de todos sus encuentros internacionales. El Dios que
hizo a los seres humanos no hizo ninguno de estos aparatos religiosos que
los ha convertido en dioses millonarios de los demás seres humanos, todo eso es un invento de ellos. Un gran "manto sagrado" de mentira, de la más
enajenante y perversa mentira, en la que tal vez ellos inocentemente
hacen parte de víctima también, probablemente. ¡Dios querido, son
dignos de lástima...!
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