UN REVISIONISMO DE LA IGLESIA PROTESTANTE DE LATINOAMÉRICA
I
SINCRETISMO
Sistema filosófico que trata de conciliar doctrinas diferentes.
Es el culto caracterizado por la convergencia de componentes provenientes de
diferentes credos.
Es la forma de mezclar tradiciones religiosas con la fe cristiana.
Probablemente no hay manera de traspasar a otros la impresión personal
de la observancia de la desconcertante realidad sudamericana del mal
llamado "cristianismo" protestante. En sí, este es un absoluto y verdadero
sincretismos de conceptos, modos, usanzas y costumbres, que se amplían,
y son, o mayormente o en forma menor, practicadas como auténticas
situaciones de revelación divina.
Todas las religiones, después de la muerte de sus fundadores
correspondientes fueron construidas o reconstruidas en base al
sincretismo por sus seguidores posteriores, con el fin de: o levantarlas o
ponerlas en un círculo más amplio de aceptación; y hasta con el fin, en la
mayoría de los casos, de convertirlas en la influencia oficial de sus estados
respectivos. Lo que consiguen, evidentemente; y eso para ellos ya es el
súmmum de su cometido religioso en el planeta. Los protestantes hace
mucho tiempo comprendieron eso y hoy en día los tenemos convertidos
en verdaderos gurúes potentados, altamente enriquecidos y altamente considerados en los círculos oficiales del Sistema. El sincretismo, en
muchos de los casos es en realidad, una especie de llave del éxito. Abre
puertas insospechadas si se saben elegir los elementos a incorporar sobre
el credo ¿original? Se fundieron costumbres, ritos, se construyeron
templos o se adoptaron templos de antiguas deidades; se adhirieron
incluso deidades: o nuevas, inventadas, u originarias de otras religiones.
Babilonia ha sido históricamente la fuente más recurrente de este afán
sincretista de modelar o darle forma o nuevos perfiles a una religión con
aspiraciones, digamos, mundanas –a ver, bueno: universalistas, para no
herir susceptibilidades-, en el estricto sentido del significado materialista
del concepto. Así ocurrió con la Iglesia Católica, que es el ejemplo más
destacable de estos procesos, que tomó principalmente elementos
babilónicos, persas, griegos y romanos, para fundirlos al judaísmo y al
cristianismo apostólico y, cómo no, también incorporándole sus propios
dogmas y conceptos, para así edificar este híbrido concepto llamado
"cristianismo católico". Así también hicieron en nuestro continente
porque “el sincretismo religioso permitió que los ídolos autóctonos (las
fuentes, los árboles, las piedras sagradas, los astros) se sumarán también
al estructurado y riguroso compendio y repertorio de vírgenes, santos,
preceptos, ritos y de tres personas en un mismo Dios, que los frailes y
misioneros españoles se encargaron de difundir, de catequizar, sin que
pudiesen impedir que todas sus enseñanzas se fusionaran con las creencias
propias y ancestrales de los aborígenes para producir un cristianismo
particular.” (Enrique Viloria Vera) Y, como decíamos, así "triunfaron", así
consiguieron sus más "sagrados" objetivos: convertirse en la influencia
principal en las administraciones políticas y hasta la muy "triunfalista"
comisión "cristiana" de conquistar el poder.
Más fino y más sutil que el de la iglesia católica, ha sido el sincretismo de
conceptos y usos sobre el cual está organizado y ordenado el
"cristianismo" protestante, aunque ya esta rayando en una obviedad,
digamos, notoriamente insoslayable. Este, en sus expresiones más bajas y
etno culturales de Latinoamérica, sufre hasta de las influencias
shamánicas de la región.
Podríamos graficar así, más o menos, el espectro del sincretismo
protestante: se compone de usos y costumbres de las culturas euro
americanas; profecías y rituales exclusivamente referidas al pueblo judío
(la prosperidad material, el día sábado, la ley, etc.), jerarquías y doctrinas
tomadas de la organización de las iglesias católicas, misticismo shamanista
y muchas de sus prácticas, amén de la incorporación de los más populares
prejuicios y supersticiones derivados de las creencias populares urbanas y campesinas, según el lugar de su ubicación y desarrollo organizacional e
institucional. Y, adquirido del uso de todas las religiones de la historia
civilizada del hombre, el cristianismo protestante también decidió que el
lugar de encuentro entre Dios y los hombres, como así mismo, el lugar del
desarrollo de la actividad religiosa propia, sólo debe y puede hacerse en y
dentro de la iglesia; y hacerse todo según y cómo lo ordena la iglesia. Al
punto, que el cristianismo protestante declara abiertamente que la iglesia
es la institución del cristianismo. Claro, no tienen apoyo escritural ni
apostólico para aseverar tal cosa, pero, así está determinado; y eso no
está sujeto a discusión en el seno del protestantismo: es un hecho, con
caracteres sagrados prácticamente.
La organización protestante exhibe en líneas generales un sincretismo
total, en todos sus frentes. Como no le han sido suficientes, o tal vez
incomprensibles e inaplicables los preceptos, mandamientos y
recomendaciones bíblicas para el hombre y la mujer de hoy, echó mano a
los manuales educativos y administrativos que "ordenan" al ser humano
actual en el Sistema Universal. Podemos decir, ampliamente respaldados
por la abundante documentación al respecto, que acá, en Latinoamérica,
la organización protestante se ha consolidado tan solo como un gran
bastión colonizador y colonizado, después del gran bastión colonizador
que significa el catolicismo en el continente. Lo nefasto de este accionar es
que la Biblia ha sido relegada a ser un mero instrumento de respaldo a
estas nociones cívico-religiosas de ser, para que se vea un tanto sacro,
claro.
En esta modalidad sincrética de la iglesia protestante, el corte de cabello y
la cara rasurada son auténticas señales de "cristianismo". Sin embargo,
esas son costumbres culturales greco-romanas. Ellos, eran las únicas
culturas, en tiempos de Cristo, que practicaban el corte de pelo a ras de
cráneo y la rasuración de sus cuerpos, así como los aceites y bálsamos
respectivos. Todas las otras culturas, judíos incluidos, usaban barba y un
cabello largo hasta el cuello, o hasta sobre los hombros, y más abajo en
algunas otras etnias. Lo que motivaba que fuesen llamados bárbaros,
entre otras cosas, por el aparato político-militar dominante e imperialista
de la época de Cristo y los apóstoles. Hoy en día, el creyente que no
practica greco romanismo en su aspecto físico, es llamado mundano en
sus iglesias, lo que prácticamente viene a ser un sinónimo de "bárbaro
incivilizado". Jesús no vino a civilizar ni a transculturizar al hombre, vino a
rescatarlo para Su Reino: porque su hombre y su mujer pertenecen a Su
Reino En la (contra) cultura protestante, el traje y la corbata euro americanos,
han venido a ser la vestidura oficial del "cristianismo" occidentalizado
(porque el cristianismo apostólico es oriental en su nacimiento y
procedencia), más valiosos que la Investidura del Poder de lo Alto, porque
nadie es considerado convertido y consagrado a Dios si no se muestra
vestido con estas prendas impuestas en Latinoamérica por el invasor y el
misionero europeo, y el misionero usamericano. Si usted les dice a ellos
que viste los aprestos del evangelio de la paz, se ríen en su cara y replican:
"Oh, bueno, sí, hermano, pero...."
Un indígena probaba (y prueba aun) su conversión ante la jerarquía y la
congregación adoptando estas "señales": rasurándose, cortándose el
cabello ancestral, despojándose de sus vestiduras étnicas milenarias para
vestir el traje y la corbata euro americanas. Eso bastaba a los misioneros
colonizadores y eso basta hoy en las organizaciones religiosas colonizadas,
para aprobar, aceptar y reconocer el cristianismo en el individuo
latinoamericano conquistado, civilizado y..."cristianizado". Y, esto, por
todo el planeta, por donde quiera que vayan los heraldos oficiales del
"cristianismo" protestante, en cualquiera de sus sectas o disciplinas; y
cualquiera sea su nación de origen misionero. ¿El Espíritu Santo en las
personas, las señales, el sello de Dios, la investidura de poder de lo Alto...?
Te la quedo debiendo. Todo eso puede esperar. Tienen un versículo de su
biblia paralela y apócrifa para justificarse: "Por el camino se arregla la
carga..."
Cuando pasé por Payne, un bellísimo pueblo campesino al sur de Chile,
invitado expresamente por el pastor evangélico de la iglesia local de los
"Jesús Solo", fui mirado como pájaro raro cuando me vieron llegar sin traje
ni corbata, vestido solamente con vaqueros azules y remera, o polera, o
camiseta de mangas cortas. Le expliqué al pastor que me había invitado
que jamás yo había usado corbata. Me respondió con sorna de pastor
pentecostal sabihondo: "¡La corbata es la gracia del creyente...!" Pero,
¡cómo no...! Un precepto también extraído de su biblia paralela y apócrifa;
es decir, su manual de sincretismo, que aplastó por completo a la Biblia
original. Quedé mirando al hermano que me acompañaba y le comenté:
"Mala suerte para las hermanas, ellas no usan corbatas: están excluidas
de la Gracia de Dios..."
En estos días de 2009, cuando escribo, estoy terminando mi estadía en
Colombia. En este país fui sospechado de mi cristianismo por muchísimos
pastores, no solo porque no uso traje ni corbata, sino que hasta les
pareció de inconversos mi costumbre de no atarme los cordones de mi
calzado. Uno de ellos me dijo por ahí, con esa ironía despectiva, tan peculiar y distintiva de muchos legalistas evangélicos (cristianos, según su
propio decir orgulloso): "¡El hermano no se ata los zapatos...!" Y esto me
ocurría en una corporación que defiende en todos los frentes, y a ultranza,
el concepto restauración; y cuya jerarquía administrativa está compuesta,
en su mayoría, por ministros casados por segunda y tercera vez; amén de
algunos otros ministros que han protagonizado bulliciosos escándalos
sexuales con damas de sus propias congregaciones, repartiendo hijos por
doquier; y cuyo vice-presidente protagonizó un caso de adulterio durante
diez años consecutivos, sin dejar de ministrar su iglesia y sus
congregantes. Entonces, cuando enfrentas esta emperrada expresión de
legalismo enajenante, por causas tan mínimas e insignificantes como mi
costumbre de no atarme los cordones del calzado, te agarras la cabeza a
dos manos y ni ganas siquiera de compartir alguito con ellos. Luego, queda
pésimo pararse entre ellos reconociéndoles ministros y pastores de Dios.
Ministros organizacionales, sí, con todo y derecho legítimo indiscutible.
Pero, solidarizar con ellos autenticándolos como ministros de Dios...no sé.
Hay que ser muy despistado o muy vendido a intereses económicos e
inmorales personales. Y aunque pasé por Sonso, un río y un pueblo de
Cali, no voy a hacer el zonzo participando o autenticando a estas
organizaciones. Tengo otro espíritu, je, je, je...Un Espíritu que ha resistido
con éxito no humano al sincretismo colonizante. Y… “cristianizante”.
Lo paradójico es que Chile y Colombia están reconocidos en la historia
oficial, como los dos países latinoamericanos que evangelizaron el
continente, junto a USA. Lo que no especifica la historia es que Chile y
Colombia evangelizaron bajo los auspicios, la inspiración y la dirección del
"cristianismo" colonizador y americanizante de los misioneros
usamericanos.
En efecto, Chile, por ejemplo, evangelizó la Argentina. Si vamos a la
historia protestante de la nación del Río de La Plata, conoceremos que
chilenos emigrados hacia la pampa, y más tarde sus hijos, fundaron los
movimientos evangelísticos más importantes del amable y culto país
transandino; y esto relatado y reconocido por propios investigadores
argentinos contemporáneos. Chile, ha atendido evangelísticamente al
Cono Sur. En Paraguay, se dice que mi tío Daniel Bobadilla evangelizó a la
nación guaraní. En Perú, los ministros evangélicos chilenos son mirados
como un patriarca, para más o menos describir el perfil misionero que
tienen los chilenos en ese país incario.
Por su parte, Colombia, se hizo cargo del Ecuador, de parte de Venezuela,
parte de Brasil y algunos países de Centroamérica. La diferencia entre ambos países latinoamericanos, es que Chile propuso y
expandió una evangelización de contenido y forma trinitaria. Y Colombia
desarrolló y sembró un evangelismo fundamentado en la doctrina de la
Unidad de Dios.
Pero, ambos coinciden en una misma cosa: las dos repúblicas misioneras
autóctonas exportaron un protestantismo heredado de los usamericanos.
En todo, doctrinas y usos, malos y buenos, incluidos.
De los yanquis se aprendió el modelo iglesia, una dirección piramidal, en
lo administrativo. De los yanquis se aprendió la política económica que se
practica al interior de los templos, de los yanquis se aprendió cómo
practicar la prostitución política, de los yanquis se aprendió que un
"cristiano próspero" es de Dios y uno pobre es de satanás, de los yanquis
se aprendió cómo desvestir de sus ropas autóctonas a los individuos
latinoamericanos, para vestirlos cristianizadamente con la moda euro
americana; y hasta de los yanquis se aprendió a odiarse y despreciarse
unos con otros por cuestiones de conceptos, dogmas, doctrinas y letreros
religiosos diferentes.
Ahora han ido más lejos, cuando llegas a Ecuador, Colombia o Venezuela
encuentras a trinitarios peleando contra sí mismos, y a unitarios
peleándose y mordiéndose como perros, unos a otros. ¿Luchas
doctrinarias...? No, mucho más bajo todavía: luchas por la imagen de
grandeza y de patrimonio eclesiástico: cada uno reclama ser la iglesia
verdadera, la más grande, la más próspera, la que tiene más... gente.
Como si las personas, el ser humano fuese un accesorio, un objeto que se
cuenta, que se enumera y que se exhibe como pertenencia del inventario
de las cosas que elevan el status de la iglesia.
Los protestantes occidentales, muy desorientadamente en un verdadero
rasgo sincretista, se apoyan muchísimo en las exclusivas promesas del
pueblo de Israel, para engañarse ellos mismos en sus afanes de status
oficialista, hasta se roban las palabras del profeta para justificar sus
"conquistas cristianas": "Yo te pondré por cabeza y no por cola". Dt. 28:13.
¿?¿?¿?
El sincretismo de la iglesia gentil protestante, con las prácticas, profecías y
promesas hechas y dadas en exclusividad al pueblo judío, es ya un hecho y
una práctica consolidada. Hasta el extremo de enseñar que los 144 mil
judíos del Apocalipsis, son personas que pertenecen a la iglesia gentil.
Atropellando el Rapto en el medio del discurso judaizante, pasando por la
defensa de la práctica sabática, que es el eje del discurso adventista y
apropiándose de la cuestión prosperidad, basada exclusivamente en las
promesas de tesoros y riquezas materiales prometidas por Jehová Dios a su pueblo hebreo, en contraste absoluto e irreconciliable con el discurso
de tesoros y riquezas del cielo que Jesús prometió a los suyos, a la iglesia
gentil, a la iglesia de la Gracia, corroborado por todos los apóstoles,
Santiago el más radical de ellos frente al tema en cuestión, en cuya
epístola con gozo y vehemencia proclama: "¡Ea, ahora ricos, aullad,
porque vuestras riquezas están podridas...!" Stgo. 5. Y, rematando en las
cosas más costumbristas y propias del pueblo judío, como la prohibición
de comer cerdo, censura dogmática que se aplica hasta en las más
modestas iglesias campesinas pentecostales del sur del mundo.
Ahora, digo que si no hubiese sido porque la cultura judía fue
europeizada, hubiésemos sido obligados a vestirnos y a parecernos
físicamente a ellos, los judíos, con todo y pelo largo, y barba; para ser
autenticados como cristianos conversos y genuinos. Así como Pedro,
Jacobo y otros reclamaban la circuncisión como elemento probatorio de
cristianismo a los gentiles de la primera edad de la iglesia, sin ir más lejos.
Y aun teniendo en cuenta, que al menos, el tema de la circuncisión era un
elemento legítimo y no un dogma aprobado por consenso entre el
sacerdocio judío, aun así, instalada la Gracia, se había convertido en algo
que no era útil como condicionante para convalidar al cristiano como tal y
hasta había tomado un peligroso perfil de objeto de trampa para el
creyente de la iglesia primitiva. Porque según Pablo, en la Epístola a los
Gálatas, capitulo cinco y versículo cuatro, todo aquél que adscribiera a
algún precepto de la ley mosaica quedaba desligado de Cristo, cosa grave.
Y en un capítulo anterior de la misma epístola, el capítulo dos, versículo
catorce, Pablo encara a Pedro y le enrostra su conducta inapropiada para
el cristianismo naciente y aun le reprueba su intención de judaizar, que
viene a ser lo mismo que transculturizar y que es lo que se aplica
realmente en el protestantismo. Y también exactamente lo mismo que
practicó la iglesia católica en la invasión del continente nuestro.
El sello de la Iglesia Católica en el comportamiento jerárquico y
eclesiástico de la iglesia protestante es innegable. Tenemos la influencia
principal: esa inexplicable doctrina de la trinidad de Dios, que apunta
directamente a minimizar la Deidad del Señor Jesucristo, relegándolo
directamente al segundo escalafón de ese misterio tan "misterioso" e
insoluble de la trinidad con tres personas distintas y un solo Dios. El solo
versículo 2 de Colosenses capítulo 1, que dice: "Él es la imagen del Dios
Invisible...", hace rodar estrepitosamente las tres cabezas, de las tres
personas distintas, para dejarlas reducidas a una sola: un solo Dios
invisible manifestado en la imagen corporal de Cristo: porque no
aparecieron tres cristos simultáneos. "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre". Palabras de Jesús que no han tenido buen destino en las
organizaciones protestantes trinitarias, porque las explicitan, las discuten,
las reinterpretan, cuando no solo quiso decir lo que dijo literalmente, sino,
lo que agrava el hecho de la discusión trinitaria es que es a Jesús a quién
están queriendo re interpretar, o sea, sí, pero no es eso lo que quiso
decir...Y Jesús es la Deidad, ni más ni menos, y ante cualquiera de su
palabras, debiéramos callar reverentemente, acatar y no replicar, si
tuviéremos Su Espíritu, claro.
Luego, tenemos el aparato jerárquico, organizado con el mismo concepto
de autoridad que se manejan las autoridades eclesiásticas del catolicismo,
exceptuando la ausencia del papado. Aunque en realidad, los evangélicos
no extrañan para nada la figura papal, porque la imagen del pastor es un
verdadero muy más rígido papa que el mismo Papa, y no le conviene, ¡ni
loco...! otro mayor o igual que él en competencia.
Ni decir del tema de la privacidad y la intimidad de los individuos al
interior del protestantismo, porque hay demasiadas iglesias evangélicas,
incluyendo el debutante aparato de los tabernáculos branham, que
arrebatan este derecho natural de los individuos que caen en sus,
digamos, dominios. Hasta la incoherencia, como esa práctica de hacer
formar en una larga fila -según la cantidad de congregantes-, a los
militantes que quieran participar de la Santa Cena, obligándolos a
confesarse delante de su pastor antes del sacramento indicado, que se
convierte en maldita cena ante esta práctica de confesión dogmática a la
que son sometidos los despistados creyentes. Porque esa es
indiscutiblemente una práctica babilónica que adoptó la iglesia católica en
sus inicios constantinistas y que la organización protestante adopta
alegremente a su repertorio de martirizar, humillar, someter, manipular a
sus desgraciados prosélitos, con el fin de sujetarlos y dominarlos a
voluntad. Porque esto de confesarse llega a lo más canallesco y cruel en
algunos sectores protestantes, caso tabernáculos branham, por ejemplo,
porque esa misma confesión hecha en la más absoluta candidez e
ignorancia es usada por estos ministros de satanás para amenazar a los
creyentes "rebeldes y disidentes" y, para desacreditarlos públicamente
con esa "preciosa" información de primera mano, no solo al interior de sus
iglesias, sino alcanzando también a todas las que incluyen su círculo
corporativo, y las asociadas, de modo que la persona sea vista como algo
execrable y maldito, indigno de caminar en medio de ninguna de las otras
"santas casas de Dios y Puertas del Cielo" organizadas, ¡nunca más en su
vida...! Iglesias pentecostales trinitarias en Chile, obligan a la congregación
a un acto de reconciliación pública a todos los que estaban peleados entre sí antes de tomar la Santa Cena, si no, no son dignos. Obvio que no lo son,
pero eso debe determinarlo el individuo en un gesto de honestidad
personal, no debe ser inducido a... Así lo determina Pablo cuando se
refiere al respecto: "Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo..." 1 Cor.
11:28. Pero, como la iglesia evangélica salió del seno de la iglesia católica,
mantiene aun aquellos ripios y areniscas que mezclan su pretendida
pureza y diferencia con la iglesia madre.
Este sincretismo protestante también incluye modalidades estatales en su
listado de condicionantes para acceder a la “perfección y la santidad” de
sus individuos. Cuando de conseguir ministerios se trata y si el candidato
elige esa opción materialista de preparación teológica y “siente” que debe
integrarse a algún seminario, primero debe exhibir el cartón de su título
de la Enseñanza Media, o Secundaria, por lo menos. Porque nadie que no
haya cursado la educación oficial del sistema, accede a un seminario.
Claro, porque los “ungidos” ministeriales de Dios no son ningunos porros y
bajo ningún punto de vista pueden aparecer públicamente con algún
ministerio si ni siquiera saben cuánto son dos más dos. Porque queda mal,
eso no ayuda en nada a la imagen aristocrática de la “iglesia”. Como si
Dios fuese el inspirador del sistema educacional que estableció el ente
colonizador. Inclusive, desplazándose a Sí mismo como Padre y Creador de
todos los hombres y en su lugar hubiese decidido instalar al chimpancé
evolutivo. Pero así son las cosas, un modelo educativo filosófico,
materialista y blasfemo, aun pagano, por cuanto son programas
educacionales fiscalizados y hasta patrocinados por las políticas religiosas
del Vaticano. Eso, en cuanto a la carrera “profesional” de un aspirante al
ministerio. Porque si alguien desea casarse, también debe presentar en
primer lugar su documento de que se ha casado legalmente por el civil
antes de “pretender” casarse bajo los auspicios de Dios. Porque, claro, es
más poderoso, genuino y legal casarse por las leyes de un estado pagano y
ateo, y predicador de la paternidad del mono, que unirse en matrimonio
bajo la sola y exclusiva bienaventuranza de Dios. La explicación es clara: la
iglesia protestante no solo sometió a sus individuos a la fiscalización del
estado, también arrodilló a Dios ante el Sistema. Lo que no logró satanás
en el desierto con Jesús: “¡Todo esto daré si postrado me adorares”! Mateo
4:9. Le ofertó de plano mostrándole todos los reinos de este mundo. Bien,
la iglesia tomó lo que Jesús rechazó invocando la Palabra de Dios. Hoy en
día cualquiera que logre casarse primeramente por la supuesta iglesia de
Dios, es mirado como fornicario o adúltero hasta el día que decida acudir
al civil con su pareja. Y no le ocurre esto por los comentarios y los ojos de
la gente natural de este mundo, eso le sucede al interior de ese edificio apodado Casa de Dios y Puerta del Cielo, en medio de todos aquellos
circunspectos y muy santos personajes dogmáticos que se llaman sus
“hermanos”. Hermanados por un Dios relegado a posiciones de autoridad
secundaria bajo la supremacía del estado.
En el resumen total, la jerarquía evangélica ha resultado ser una mejor y
hasta "restaurada" versión nicolaíta de administración. El creyente común
es gobernado con la más recalcitrante de las tiranías religiosas que se han
practicado jamás en esta blasfema expresión de cristianismo oficial
organizado.
La iglesia denominacional, organizada, ha sido elevada al status de
institución oficial del cristianismo. Esto significa, en otras palabras, que la
iglesia es la madre de los creyentes y ministerios. No se concibe el
nacimiento de un creyente fuera de sus puertas: todos lo demás creyentes
al margen de ella son calificados de falsos creyentes, desordenados y
mentirosos, porque Dios "atiende" oficialmente en y a través de la iglesia
organizada. Y así como lo imponen, nos queda claro que la iglesia
protestante es un mero y rígido calco del concepto iglesia que acordaron
establecer Constantino y sus secuaces anticristos en el siglo III. Y, así se
enseña, a rajatabla, por todo el continente. Y así es que se erigen nuevas y
más grandes, y lujosas iglesias protestantes, que aunque hijas -y muy más
prostitutas y malulas-, de la iglesia católica, continúan disputándole seres
humanos a la madre vaticana, sacándolos de una iglesia con figuras de
yeso y un cristo doliente crucificado, para meterlos en una iglesia sin
santos ni vírgenes, pero bajo la misma condición de engaño y perversión
religiosa: el ser humano es convertido en esclavo aterrorizado de las
creencias falaces de madre e hija.
A ambas les ha ido bien con el modelito arquitectónico heredado de la
madre de todas las religiones: la gran Babilonia de los jardines colgantes y
la famosísima Torre de Babel. Aunque la madre romana se ha enriquecido
tanto, que en cuanto las economías mundiales lo precisen, ella esta pronta
a cubrir cualquier desastre financiero en el globo; aun así, la hija
protestante no lo hace tan mal al respecto, pues tenemos organizaciones
como Visión Mundial, que ya ha debutado sosteniendo algunas economías
en los países centroamericanos. Y, aunque ya es redundar en la materia, lo
mismo puedo mencionar la pujante y efervescente marcha en pro de las
riquezas de este mundo que protagonizan las rameritas de la teología de
la Prosperidad, también les ha ido muuyyy bieeenn...Por lo expuesto, es
claro que ellas tienen que defender y acudir cuántas veces se requiera al
sincretismo, pues para ellas, en su concepto materialista del reino de Dios,
les significa un más que excelente pasar en el valle de este mundo. Y digo "en" el valle, porque no da la impresión que "pasan" por este valle,
porque así como se ven agarrando dinero y posesiones a dos manos, no
sé, uno piensa que se quieren quedar eternamente aquí gozando sus
"bendiciones de prosperidad".
Chamanismo pentecostal.
Según un antropólogo norteamericano llamado David Stoll, los shamanes
latinoamericanos se identificaron mucho con la algarabía espiritual de los
pentecostales, porque en las sesiones místicas de ellos ocurrían las
mismas efervescencias carismáticas. Incluso, muchos ritos de sanación
pentecostal eran idénticos a las sesiones de sanación shamánicas. Y, como
los shamanes ejercían toda la influencia y todo el poder sobre jefes y
componentes de la tribu, la orden fue congregarse con los hermanos
evangelistas blancos. Pero, como los "hermanos blancos" no venían
precisamente a evangelizar: no evangelizaron. Y en el choque cultural
salieron perdiendo, tal como la iglesia católica en México: los mexicas
compraron el cuento de la virgen católica, pero velada en la virgen de
Guadalupe, los mejicanos adoraban a su diosa azteca, Tonantzin, que
designaba a la gran diosa Madre-Tierra: Coatlicue o Cihuacóatl. Esta diosa
autóctona era venerada en un santuario ubicado en Tepayac, al norte de
ciudad de México. Así mismo les ocurrió a los pentecostales por el lado
místico y carismático: fueron penetrados por la cultura shamánica en todo
el continente. Fuesen organizaciones trinitarias o lo fuesen unitarias, daba
lo mismo. Y eso, hasta hoy.
Lo mismo ocurrió bajo el choque cultural contra las religiones del afro
insertado en la región por consejo de fray Bartolomé de las Casas, quien
después se arrepintiera de tamaño error. La mística de los orishas afros
fue arrebatadora e incontenible, a partir de ello, según Enrique Vilora
Vera, “se produce un sincretismo de analogías y semejanzas entre dioses
de distinto cuño y proveniencia que luego tendrán una misma y única
significación Como expresión de este sincretismo se produce una
asimilación entre vírgenes y santos, dioses y provenientes de uno y otro
lado del mundo: de la España católica y del África pagana. En Cuba:
Yemayá, es la Virgen de regla, patrona de la ciudad de La Habana;
Changó, Santa Bárbara; Ochún, la Virgen de la Caridad del Cobre; Obatalá,
la Virgen de las Mercedes”.
En Ecuador, creo que a principios del 2007, acompañaba a mi hijo mayor a
buscar algún medicamento para un extraño mal que le aquejaba en ambas
piernas, desde sobre los tobillos hacia arriba. Le había aparecido una
franja roja que le ardía y le dolía tanto que no podía apoyar bien ambos
pies para caminar. Sucedió que nos encontramos con un joven pastor colombiano, de la iglesia del Nombre, pues es así como se denominan las
iglesias unitarias. Cuando le contamos a éste el problema físico de mi hijo,
nos explicó que debíamos buscar un sapo y pasarlo de panza, varias veces
por sobre las zonas afectadas, el vientre del sapo absorbía el mal y moría a
los tres días del procedimiento. Si aun no curaba la herida, había que
repetir la "curación" con otro. Me sonreí ampliamente y le dije: " ¡Pero,
eso es chamanismo, mi hermano! ¿Qué hacemos con el Nombre de
Jesucristo?"
Se enojó hasta enrojecer, como si yo le hubiese dicho una muy grande
ofensa. Perdió la compostura y alzando la voz me replicó que yo era un
gran ignorante, que él tenía un tío en Colombia que había sufrido lo
mismo y ni las oraciones ni ungimientos le sirvieron de nada, hasta que se
le practicó la curación del sapo. "Si fuera por eso, contesté, en lugar de
ejecutar a Cristo en la cruz, hubieran crucificado a un sapo..." Mi
contestación terminó de enojarlo y acusándome de engreído, se alejó de
nosotros renegando.
Los pastores de la denominada Iglesia del Nombre, siempre han creído ser
superiores a los pastores de las iglesias trinitarias, pero en este continente
ninguno de los dos supera la influencia shamánica de las culturas
originarias. Muchísimos de ellos y de sus congregantes acuden al brujo del
vecindario, para "quebrar el mal del empacho" y el "mal del ojo" en niños
y bebés, con la misma naturalidad que piden: "Ore por mí", en sus propias
reuniones.
En 1975, mientras fundaba una modesta iglesita en los alrededores de
Curacaví, vino a visitarme el Ayudante del Pastor. En esos días, alguien de
la congregación que yo dirigía, nos pidió que fuésemos a bendecir su
hogar, con las oraciones respectivas. Mi amigo, en su condición de
Ayudante de Pastor, encabezó el tema. Y, para mi sorpresa, organizó una
especie de rito. Me dio instrucciones del cómo íbamos a orar: entraríamos
a cada cuarto de la casa y nos repartiríamos a orar en cada una de las
cuatros esquinas de cada habitación, poniendo nuestras manos sobre las
paredes, "ungiéndolas". Les prometo que yo me sonreí cuando mi amigo
me daba las "instrucciones", pero, a pesar de mi, digamos, reticencia, le
ayudé voluntariosamente. Cuando terminamos al interior de la vivienda,
salimos al patio y allí él me ordenó que hiciésemos lo mismo: uno en cada
esquina "ungiendo" y "reprendiéndolo" todo. Eso ya me pareció el colmo
y me negué a seguir adelante con el ritual "santificador". “¡Basta ya para
mí, no sigo con esto!" Le anuncié y me volví al lugar donde nos reuníamos.
Lo mismo presencié en el 2002, en casa de una familia que milita en un
famosísimo tabernáculo branham, en Santiago de Chile, en el barrio Carrascal. Atendí allí a Daniel, quién venía saliendo de su tercer intento de
suicidio. Su pastor: ni luces, ningún interés por el muchacho, que era su
tecladista, y uno de los mejores músicos en su especialidad. Pero, se
enteró del drama un pastor pentecostal de unas cuantas casas más allá del
domicilio de esta familia y una mañana se vino a ofrecer su ministración.
La familia aceptó la oferta del pastor, un hombre barbudo. Este hombre
anunció que Daniel sufría esas tentaciones de quitarse la vida porque esa
casa estaba llena de demonios y él venía a exorcizarla en el nombre del
Señor. Los padres de Daniel aprobaron y cuando el pastor les pidió le
ayudasen, dijeron que sí y todos se pusieron manos a la obra. Yo, me
limité a observar, acompañado por mi hijo menor. El ministro de la barba
espesa y fecunda los paseó a todos tras de sí por todas las habitaciones de
la casa y orando y reprendiendo demonios en cada esquina, como mi
amigo del campo de Curacaví en los 70'. Cuando regresaron al comedor,
donde estaba junto a mi hijo, el pastor me quedó mirando fijamente y me
preguntó si yo creía, respondí afirmativamente con un movimiento de
cabeza, no le iba a decir que yo creía que efectivamente era una práctica
chamánica, se hubiese armado un altercado, así que dejé que fuese feliz
en su labor religiosa. Pero, también, para que mi hijo menor, hasta hoy un
empedernido observante de los tabernáculos branham, se diese cuenta
cabal que branhams y pentecostales son la misma cosa. De pronto, el
ministro barbudo dijo haber visto a un demonio meterse en la guitarra
que descansaba sobre un sillón, a la entrada de la puerta principal y se
abalanzaron todos detrás de él a reprender el demonio oculto en el
instrumento, hasta que el ungidor ministerial vio huir al demonio.
Terminaron en un cuartito que oficiaba de oficina del dueño de casa y san
se acabó.
Al pasar de los años, en la década de los 90's, conocía un profesor de
Teatro y expositor del arte poético y la cultura de la etnia Colla, como se
identifican los originarios quechuas del norte argentino. El era de Tilcara.
Hicimos una hermosa y fluida amistad en mi bien amada ciudad de
Córdoba. Coincidimos allí en una radio F.M. comunitaria; conducíamos los
dos nuestros respectivos programas latinoamericanistas. De él aprendí
muchísimo respecto de las culturas étnicas, tanto argentinas como del
resto del continente: cocina Colla, vestimenta, música, costumbres, etc. Y,
por supuesto, también algo de su cultura religiosa. Y una de esas prácticas
religiosas es exactamente igual al ritual que practicó mi amigo en esa casa
campesina de la zona de Curacaví (que en lenguaje mapuche quiere decir:
Agua de Piedra), y la práctica que ejecutó en casa de Daniel el barbudo
pastor pentecostal. Cuando los collas quechuas purifican una vivienda, aparte de vestir su propia indumentaria original y de maquillarse a la
usanza nativa, el hombre o shamán que oficia la práctica, toma un arco y
una flecha y mantiene el arco tensado, como si fuese a disparar la flecha
hacia el objetivo deseado; y, con esta actitud, se va ubicando en cada
esquina de la casa, amenazante y balbuceando sus conjuros ritualistas en
su lengua originaria contra cada rincón. ¿Qué del accionar de mi amado
amigo protestante en la zona central de Chile, en territorios antaño
mapuches? Y, ¿qué del accionar ministerial del pastor de barba profusa
en casa de Daniel? Sincretismo puro. Encima, si observamos la
procedencia de mi amigo chileno, entenderemos un poco su accionar
shamanista-pentecostal: él nació muy cerca de un villorrio llamado Pueblo
Indio y se crió allí, viviendo en pleno campo, hasta mucho después de su
matrimonio. El lugar donde está ubicado el villorrio se llama Orrego
Arriba; y Orrego había sido el cacique de la etnia de ese paraje de la V
Región chilena. Las prácticas indias invadieron con éxito a quiénes los
invadían con el cuento falseado de la "cristianización": Invasor invadido,
algo así. Lo mismo Santiago de Chile, aun hay allí una fuerte presencia
mapuche.
Las mismas prácticas de carácter shamánico presencié en Santiago de
Chile, en una iglesia trinitaria de una población llamada Cerro Navia. Allí,
en medio de esas apoteósicas trifulcas pentecostales que te dejan
erizados todos los pelos del espinazo, acostaban a los enfermos en el piso
y comenzaban a "operarlo", haciendo toda la mímica de los galenos en el
quirófano: anestesiando, cortando, abriendo y extrayendo
aparatosamente lo malo, el mal. Para eso, quién oficiaba de "doctor en
jefe" se rodeaba de ayudantes que obedecían mímicamente a todas sus
órdenes y pedidos. Al rato, terminada la "operación", se erguía
dificultosamente el paciente, que, incluso, al parecer, se había mantenido
"dormido" por efectos del "sedante" durante toda la operación médica o...
"meica"; y manifestaba estar sano, aunque dolido del sector del cuerpo
que había sido "intervenido"; y, aun sintiendo los efectos de la "anestesia
de Dios". Ni qué decir del estallido de algarabía mística que remecía la
iglesia entonces.
También Santiago fue zona de mapuches; y, a sus recientes doscientos
años y algo de independencia, no se puede decir que la influencia de la
cultura originaria ha desaparecido. Aun Santiago, como toda capital
latinoamericana, está poblado de un alto número de mapuches, sus
aborígenes correspondientes. De la misma manera que los pentecostales
trinitarios desarrollan estos actos de sanaciones, así también brujos,
meicas y shamanes "operan" a sus pacientes en el día de la fecha. Hace unos cuantos años atrás, incluso, en la década de los 80', evangélicos
mapuches sacrificaron un bebé en un ritual al interior de su iglesia
pentecostal, lo que causó estupor e indignación por todo Chile. Y aun,
brujos de las clases blancas lo cultivan al chamanismo y practican,
inclusive. Y practicantes de religiones más "cultas" que la de los
evangélicos locales, en su expresión urbana, suburbana o rural. Lo que nos
dice que la cultura mapuche, jamás sometida en 300 años de dominio
español y 100 años de dominio incario pre hispánico, no ha sido hasta hoy
sometida; sino que, pese a que se hiera la inefable susceptibilidad de los
chilenos, que reclaman orgullosamente ser los "ingleses del sur" (por eso
traicionaron a la Argentina en su guerra con Inglaterra por las Islas
Malvinas, que son, sí o sí, argentinas), las etnias originarias mantienen
invadida ampliamente la cultura "cristianizadora" euro americana que
pervierte al cristianismo original al sur del mundo.
En Venezuela, hay una denominación pastoreada por personas de directa
ascendencia indígena; y, cada predicador que les visita recibe una muy
buena ofrenda y le son presentadas todas las jóvenes de la iglesia: para
que elija una para su placer. Ustedes dirán: "¡Ah, bueno, eso es porque en
esos lugares los pobres todavía son indios incivilizados...!" Empero, sin
embargo, no obstante... no solo ellos son indios todavía: nada nos ha
quitado a nosotros el ascendiente indígena propio, por una parte; y, por
otro lado, sí, será porque son pobres, de lugares pobres, pero los de nivel
medio y los de clase alta, aunque mezclados con indios y negros, practican
esa otra suerte de sincretismo que aprendieron de los misioneros primer
mundistas: esa mezcla de cuestiones socio culturales euro americanas,
con catolicismo, judaísmo, filosofía, sicología, economía, política y alguito
de la Biblia, ¡para que parezca cristianismo...!
Nada más gráfico, para enseñar una muestra de sincretismo euro
americano en las doctrinas y costumbres protestantes, que el ejemplo o la
historia que cuenta, como su gran testimonio personal, la esposa de una
pastor de Santo Domingo de Los Tsáchilas, en Ecuador, cada vez que hay
una vigilia. Su esposo no pierde ocasión de darle una oportunidad para
que ella cuente su "testimonio", porque aparte, ese es un mandato que
ella recibió de "Dios", después de sufrir la experiencia que reparte de
vigilia en vigilia.
Ella dice que fue "transportada" y que vio la Gloria, con ángeles y Cristo
incluidos, pero que también fue a los infiernos; y allí, satanás y los
demonios torturaban gente que llegaba a dar calambre: todos esos
pecadores mortales eran martirizados maléficamente por el diablo y sus
demonios, de las formas más crueles. El relato es largo, pero el discurso final de la dama es que a todos los que no obedecen al Señor, se los
llevará el diablo al infierno. Doctrina común en una muy amplia gama de
iglesias evangélicas, trinitarias o, como en este caso, del Nombre. Lo
curioso es que no tiene asidero bíblico: satanás no solo no reina en el
infierno con sus demonios, como la contra parte del Reino de Dios en los
cielos con sus ángeles, sino, que no quiere por nada del mundo irse al
infierno. Mucho menos entonces, gastará tiempo recolectando malucos
para atormentarlos en los fuegos nunca extinguibles de su supuesto e
imaginario reino. Esa historia que enseña que el diablo es el amo del
infierno nace de un poema de John Milton, poeta inglés, en su obra
titulada Paraíso Perdido; y luego, se va enriqueciendo con el tema de la
Divina Comedia, del Dante Alighieri, que en su Divina Comedia, cruza los
infiernos, el purgatorio hasta el paraíso acompañado del poeta Virgilio; y,
concluye en exagerada cosmovisión y apología del reinado de satanás en
el infierno por todos los condimentos que le agregan la sabiduría popular,
la ignorancia y hasta la picardía de la imaginería popular.
Cuando ocurrió que la dama contó esta visión dantesca (de Dante
Alighieri), del reino de don sata y sus dinámicos secuaces, después, le
expliqué a la congregación esto mismo, que esa visión tenía todos los
ingredientes de las culturas literarias del primer mundo y absolutamente
nada de la Biblia, ni les cuento la carita que puso la pobre hermana y la
que puso su esposo: hasta el día de la fecha me...odian. Je, je, bueno, algo
así.
Al final, si la iglesia madre romana nació infectada de toda clase de
alimañas, aves inmundas, víboras, chacales y toda bestia aborrecible,
según denuncia la Biblia. A estas alturas de la edad ya es
indiscutiblemente notorio que la iglesia protestante sufre de la misma
zoología tenebrosa. Probablemente esta animalidad mística es lo que ha
impulsado a los protestantes organizados a atropellar a tanto ser humano
y a excluir a Dios de sus complejos edilicios anatemas, contra humanos y
apóstatas. No se explica de otra manera. Aunque aun, teología de por
medio, podemos explicar que es satanás quien hace uso de animales para
manifestarse. Mala cosa.
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